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Un grupo de alumnos trabaja con portátiles en el aula. J. C. Castillo
«¿Y qué hacemos ahora con el portátil de mi hijo?»
Regulación de los dispositivos digitales en la enseñanza asturiana

«¿Y qué hacemos ahora con el portátil de mi hijo?»

Familias de centros concertados lamentan la normativa que prepara la consejería

Olga Esteban

Gijón

Miércoles, 7 de mayo 2025, 15:21

Dicen algunos directores de colegios concertados de la región que ya sospechaban que el debate no acabaría bien cuando la Consejería de Educación anunció que regularía el uso de dispositivos digitales en el aula. En ese momento, Asturias se sumaba a otras muchas comunidades (la que más ruido hizo fue Madrid, por ser la más restrictiva) que daban el paso de regular el uso de tabletas, chrombooks y ordenadores portátiles en la enseñanza. Una regulación que llega después que la Asociación Española de Pediatría (AEP) elevara la edad recomendada para dejar que los niños utilicen dispositivos electrónicos como móviles y remitieran a las Administraciones una serie de recomendaciones.

Asturias se puso manos a la obra y dijo que regularía su uso. Después de muchos años de potenciar la presencia de tablets, portátiles y pizarras digitales, llegaba el momento de poner orden ante lo que se consideraban «excesos». Saltaba la alarma entonces en los centros concertados de Asturias, que son los que principalmente han apostado en los últimos años por el uso de los dispositivos individuales, tipo chrombook, desde la última etapa de Primaria y, desde luego, en Secundaria. En algunas ocasiones dichos dispositivos han sustituido los libros de texto. En otros se usan ambas cosas o se combinan, según la materia.

En los últimos meses ha habido varias reuniones en las que la consejería iba adelantando cuál sería su decisión, y ayer la comunicó oficialmente a las direcciones de los centros públicos y concertados. La normativa pasará por prohibir cualquier dispositivo en el primer ciclo de Infantil, de 0 a 3 años y permitir que se introduzcan de forma progresiva «para uso colectivo» en la segunda etapa, de 3 a 6 años. En Primaria y Secundaria llega lo que pueda dar pie a situaciones conflictivas. «La propuesta en la que trabaja la consejería establece que, en Primaria, los recursos en papel o analógicos serán prioritarios y que las tecnologías digitales se utilizarán como método complementario, para actividades concretas en el aula y bajo la guía del docente». Es decir, no será posible el uso de dispositivos individuales que sustituyan a los libros de texto. La interpretación de la «complementariedad», dicen los directores de la concertada, puede ser distinta para cada uno.

Que va a suponer un importante cambio en el proyecto educativo de los concertados se evidencia con la 'concesión' que ha hecho la consejería dando un año de margen para que los centros se adapten y modifiquen sus planes digitales.

Inversión hecha

Para las familias lo que se abre ahora es una gran duda. «¿Qué hacemos ahora con el dispositivo que ya tiene mi hijo? La inversión ya está hecha, ¿ahora qué hacemos?», se preguntan hoy muchos padres. En muchos centros, al llegar a quinto de Primaria, las familias adquieren un chrombook o similar, de las características que indica el centro, para trabajar en clase y en casa con él, lo que supone un importante desembolso en la propia herramienta, un seguro y las licencias digitales. Hay cientos de alumnos que aún no han finalizado su primer año trabajando con la pantalla. La idea es que pudieran seguir durante la Secundaria con este sistema. Pero ahora no está claro. Desde la consejería se insiste en que «no se prohíbe nada» y que los alumnos que cuentan con un dispositivo podrán seguir usándolo. Eso sí, como queda dicho, «de forma complementaria», en actividades supervisadas por el docente. ¿Se podrán mandar deberes o trabajos de casa que haya que realizar con la pantalla? No está claro.

Como tampoco lo está que los centros pudieran seguir haciendo obligatoria su compra y su uso y qué ocurriría en caso de que alguna familia recurriera a Inspección por considerar que no se está cumpliendo esa «complementariedad».

«Desde Escuelas Católicas defendemos un uso de la tecnología en la educación que sea equilibrado, seguro, crítico, responsable y que esté pedagógicamente fundamentado«, afirma Simón Cortina, presidente de Escuelas Católicas y director del Corazón de María, en Gijón, donde hace tiempo que trabajan con un dispositivo individual. «Un centro educativo es un entorno seguro para formar en el empleo de las tecnologías educativas, distinguiendo un uso educativo de un uso orientado al ocio como el que tiene lugar fuera del centro». Pone el foco Cortina en una de las cuestiones que algunos expertos, docentes y familias han señalado durante esos meses de debate, que los peligros de adiciones no se dan en los usos educativos de los dispositivos. Y el uso del móvil, por ejemplo, ya quedó perfectamente regulado también en la enseñanza asturiana.

Contrastan la decisión de la consejería con la necesidad de formar a los alumnos en la competencia digital. Y ahí es donde Lydia Espina asegura que «no solo no se prohíbe, sino que claro que se deben seguir usando los dispositivos», precisamente por esa necesidad de formación. En la teoría, consejera y centros están de acuerdo en que utilizar las pantallas «no es en modo alguno renunciar a la escritura en papel o la lectura en cuaderno». Pero el acuerdo solo es en la teoría, porque en la práctica la Administración considera que se han cometido excesos y los equipos directivos piden que se persigan solo esos excesos y se respete la autonomía pedagógica de los centros.

Por más que Espina insiste en que se van a a poder seguir usando los dispositivos y que su intención «no es chocar con nadie», los concertados consideran que tal y como está planteada la solución asturiana «la alternativa que se nos da es la de introducir en el aula un carro con dispositivos de manera ocasional y puntual y eso no es integrar la tecnología digital; por no hablar de la insuficiente dotación en ordenadores y tabletas de la consejería a los centros concertados».

Así que, por más que este debate vaya sobre dispositivos digitales, entre muchos directores y familias de la concertada se interpreta como un «ataque» a sus proyectos educativos, justo además cuando llega la posible eliminación de la jornada reducida en junio y septiembre, algo que afecta también especialmente a esta red, que es la que mantiene en su mayoría la jornada partida.

«Todo se va a normalizar»

Aunque es evidente que no es una opinión unánime. Porque no hay que olvidar que familias de centros concertados habían llevado la cuestión de los portátiles a Inspección. En varios colegios de Gijón y Oviedo algunos padres habían mostrado su rechazo a comprar chrombooks para sus hijos en Primaria y, sin llegar a acuerdos con los equipos directivos, habían dejado el tema en manos de la Administración que ahora, por esta vía, les de la razón.

Algunas de estas familias muestran ahora su satisfacción. «Todo se va a normalizar», confían, mientras esperan concretar con los equipos directivos cuál será el futuro de sus aulas. Ellos habían solicitado tener al menos la posibilidad de elegir qué herramienta querían que sus hijos usaran en el colegio, al menos hasta finalizar la Primaria.

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