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La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) ha clasificado a la formación Alternativa para Alemania (AfD) como «definitivamente de extrema derecha», según ... un informe de este organismo, responsable también del contraespionaje federal. Esto significa que todo el partido es considerado anticonstitucional. Hasta ahora, sólo las filiales regionales en los Estados federados de Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt habían sido evaluadas de la misma manera por las autoridades, mientras en el resto del país AfD era considerada un «caso sospechoso» de extrema derecha. Este grupo logró más de 10 millones de votos en la últimas elecciones y es la principal fuerza de la oposición.
La nueva clasificación de Alternativa para Alemania abre las puertas a su observación y vigilancia total por parte de los servicios de Inteligencia interior germanos. Estos podrán controlar todos sus encuentros y reuniones, pinchar todos sus teléfonos y comunicaciones e incluso reclutar chivatos en sus filas e infiltrar agentes propios. La nueva valoración de la oficina federal con sede en la ciudad renana de Colonia alimenta además los argumentos de quienes propugnan solicitar ante el Tribunal Constitucional Alemán la prohibición de AfD.
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Esa demanda ante el máximo tribunal germano sólo la pueden presentar el Gobierno federal, el Bundestag y el Bundesrat, las Cámaras baja y alta alemanas. Un grupo de diputados de todos los partidos, excepto la ultraderecha, lleva meses preparando una solicitud ante el Constitucional para que ilegalice AfD, a la espera de que se anunciase este nuevo peritaje de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. Es probable que presenten próximamente una iniciativa en ese sentido para obtener el respaldo del Parlamento federal.
Para la ministra de Interior en funciones, la socialdemócrata Nancy Faeser, el informe de la BfV es una valoración «clara e inequívoca», que confirma que Alternativa para Alemania «persigue manifiestamente objetivos contrarios al orden básico democrático libre». Faeser subrayó que el partido ultra defiende una política de carácter neonazi que se refleja en «declaraciones racistas, especialmente contra migrantes y musulmanes». Igualmente subrayó que la oficina trabaja de manera independiente y con el «claro mandato legal para actuar contra el extremismo y proteger nuestra democracia».
Nancy Faeser
Ministra de Interior
Olaf Scholz
Canciller saliente
Stephan Brandner
AfD
La nueva categorización de Alternativa para Alemania por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución ha sido el resultado de un examen exhaustivo y neutral y no ha habido «influencia política alguna en el nuevo informe», aseguró la ministra germana de Interior. El canciller federal saliente, el también socialdemócrata Olaf Scholz, se mostró por su parte contrario a iniciar precipitadamente un procedimiento para prohibir e ilegalizar el partido. «Estoy en contra de una decisión rápida», dijo Scholz, partidario de que la agencia de Inteligencia intensifique la vigilancia de la formación ultraderechista y de que se estudien las consecuencias de su nueva valoración.
«Esta decisión dirigida y forzada de la BfV es un completo disparate en cuanto a su contenido y no tiene absolutamente nada que ver con la ley y el orden», afirmó por su parte en una primera reacción Stephan Brandner, secretario de organización parlamentaria de AfD en el Bundestag, quien afirmó que «el resto de los partidos germanos han fracasado en todos los ámbitos en los últimos años y han conducido a Alemania al abismo». Para Brandner, «esta decisión de la llamada Oficina para la Protección de la Constitución era por desgracia de esperar como una medida injusta más contra la única fuerza de la oposición».
La agencia llevaba muchos meses trabajando en un amplio y exhaustivo informe. Medios alemanes revelan que esta semana ha finalizado la reevaluación del partido, que está liderado por una presidencia compartida entre Alice Weidel y Tino Chrupalla. La investigación consta al parecer de más de 1.100 páginas, contiene numerosas pruebas que corroboran el carácter anticonstitucional del partido y está ya en manos del Ministerio del Interior.
Los investigadores subrayan en su análisis que «la concepción étnica y basada en la ascendencia del pueblo» que prevalece en AfD «no es compatible con el orden básico democrático libre». Por ejemplo, el partido no considera a los alemanes «con un historial de inmigración de países musulmanes» como miembros iguales al pueblo germano. El documento señala igualmente que los políticos de AfD también hacen campañas de agitación «permanente» contra refugiados y migrantes.
Rechazo a la UE. Partidario de devolver las competencias a los Estados. Defiende el nacionalismo alemán y prioriza su identidad y cultura.
Contra el extranjero. Se opone a la inmigración masiva, especialmente musulmana, y al multiculturalismo.
No al matrimonio homosexual. Pese a que Alice Weidel está casada con una mujer.
En un principio, la BfV quería haber anunciado a finales del año pasado si se confirmaban las sospechas contra el partido ultra y si se le calificaba de extrema derecha «confirmada». Sin embargo, la ruptura en noviembre pasado de la coalición de socialdemócratas, Verdes y liberales y las elecciones federales anticipadas celebradas el pasado mes de febrero frustraron el calendario que habían previsto. Desde el propio organismo se consideró que una actualización de su peritaje habría sido demasiado complicada desde el punto de vista jurídico antes de los comicios adelantados. Por razones de igualdad de oportunidades entre los partidos, la autoridad con sede en Colonia tuvo que contenerse.
Tras años de disputas legales, el Tribunal Administrativo Superior de Renania del Norte-Westfalia dictaminó en mayo de 2024 que la Oficina de Protección de la Constitución puede vigilar al partido como «caso sospechoso» de pertenencia a la extrema derecha. La sentencia afirmaba que había indicios suficientes de que AfD desprecia la dignidad humana de extranjeros y musulmanes. Una parte significativa del partido no considera ciudadanos de pleno derecho a los alemanes de origen inmigrante. También destacó la existencia de indicios de que AfD persigue objetivos antidemocráticos.
La formación AfD, que cuenta con 51.000 miembros, se ha desplazadocon el tiempo a posiciones cada vez más acusadas de extrema derecha. Desde la marcha en 2022 del antiguo líder del partido, Jörg Meuthen, otros políticos relativamente moderados han abandonado esta polémica formación. El sector más ultranacionalista se ha impuesto. En las campañas electorales del año pasado en Brandeburgo, Turingia y Sajonia, AfD no intentó ocultar su racismo y xenofobia. La filial regional de Brandeburgo publicó anuncios electorales de carácter neonazi en los que se afirmaba que la vida de los blancos rubios es destruida por personas con aspecto de inmigrantes.
El partido fue incluso más lejos en la campaña electoral al Bundestag hace dos meses y medio. Su presidenta, Alice Weidel, utilizó reiteradamente el término neonazi de «remigración» y afirmó sin tapujos que Adolf Hitler era comunista. Otros altos cargos se disfrazaron de pilotos dispuestos a hacer deportaciones o repartieron a los niños gominolas con forma de avión. La oficina de AfD tenía corazones azules impresos con el lema 'Alice por Alemania', inspirado en el lema prohibido de las SA (milicias nazis) 'Todo por Alemania'. Y ello a pesar de que Björn Höcke, su líder en Turingia, había sido condenado por utilizar ese eslogan.
Nada de esto mermó el éxito del partido. AfD se convirtió por primera vez en la segunda fuerza, con un 20,8% de votos. Ahora tiene 152 diputados en el Parlamento, casi el doble que al comienzo. La noche de las elecciones, Weidel dijo que querían «cazar de verdad» a los demás partidos. El nuevo grupo parlamentario es más radical que nunca. Incluso políticos escandalosos fueron aceptados sin mayor debate. Por ejemplo Maximilian Krah, que había sidodesterrado temporalmente a la segunda fila por trivializar los crímenes de las SS y por su proximidad a Rusia y China.
Alice Weidel, economista de 46 años, es el rostro sonriente de la nueva ultraderecha alemana. Su biografía es una paradoja: dirige un partido machista y que promueve el odio al diferente mientras vive en pareja con una mujer de Sri Lanka. Se formó en el corazón del capitalismo como economista de Goldman Sachs y ahora no oculta su afinidad por el presidente ruso, Vladímir Putin.
Trabajó en otros países, como China, y hoy reclama la «remigración» de los refugiados que acogió Alemania. Ese mensaje caló en las pasadas elecciones, en las que AfD fue el segundo partido más votado. Con la extrema derecha al mando en Italia y Países Bajos, y en aumento tanto en el norte como en el sur del continente, Weidel recibió durante la pasada campaña electoral el apoyo de Donald Trump, JD Vance y Elon Musk, dueño de la red social X, uno de los canales por los que más corren los mensajes extremistas.
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