
Secciones
Servicios
Destacamos
«Esto no hay dinero que lo pague», afirma Carmen Díaz Guadamuro, la joven gijonesa que reside en Bruselas y que, por un problema con la aerolínea Ryanair el pasado viernes, no pudo viajar a Asturias para despedirse de su abuelo.
«Llevaba cinco días ingresado en el Hospital de Cabueñes y ya no se podía hacer nada más», lamenta. «Iban a comenzar con la sedación doble para esperarme», así que compró un billete para el primer vuelo disponible y cogió una mochila, «la típica mochila de viaje que pillas muy rápido cuando no puedes mirar otra cosa». Pero al llegar al mostrador, por un exceso de apenas dos centímetros, la azafata de su vuelo no le permitió continuar si no pagaba un importe extra de 60 euros. Aunque accedió a ello, desde la compañía niegan que aceptase efectuar el pago, motivo por el que justifican haberle impedido embarcar. «Yo creo que me vieron con cara de buena», sostiene la joven, pues el resto de pasajeros pudo realizar su viaje con normalidad.
Varios días después, decidió compartir este duro testimonio a través de sus redes sociales en un vídeo que acumula ya cerca de un millón de reproducciones. El objetivo: conseguir llamar la atención de la aerolínea, que a pesar de haber hecho pública una versión que contradice la suya, todavía no le ha respondido por ninguna de las vías donde puso la reclamación. «Me dejaron llorando en el mostrador», cuenta, a pesar de haberse ofrecido en varias ocasiones a pagar el importe solicitado. «Se lo repetí yo creo que mil veces, pero nada. Pasaron de mí completamente. De hecho, es que se fueron. Había una puertecita ahí al lado, se abrió, se fueron y me dejaron ahí sola».
No pudo reclamar nada en el momento, pues en el aeropuerto de Bruselas la aerolínea no dispone de un mostrador con asistencia o información. «Tampoco me ayudaron desde la policía del aeropuerto», y finalmente, lo único que obtuvo fue un papel donde consta que pasaron doce minutos desde el incidente hasta que se cerró el embarque. «Si yo no hubiera querido pagar, me habría ido, no habría estado doce minutos en el mostrador esperando», explica, en defensa de la única prueba física que tiene para sostener su versión.
El caso ya está en manos de sus abogados, aunque por el testimonio de otras personas que han estado en su misma situación, sabe que «tardan mucho en contestar y que finalmente en algunos casos sí que te pueden devolver el dinero del billete, pero normalmente se lavan las manos y ya está». Y aunque ahora espera conseguir una compensación por parte de la compañía, es el hecho de no haber podido estar al lado de su familia lo que tiene un coste emocional que difícilmente se podrá reparar.
Paradójicamente, la compañía Vueling sí que ha comentado su caso en un vídeo en sus redes sociales, invitando a otros clientes en situaciones similares a ponerse en contacto con ellos para ofrecerles soluciones. «Se les veía con predisposición de ayudar. Pero en Ryanair, nada», concluía la joven asturiana.
Sin embargo, al leer la noticia en EL COMERCIO, la aerolínea se puso en contacto con el periódico unas horas después para ofrecer su versión completa de los hechos. En un comunicado oficial, la compañía asegura que "esta pasajera reservó una tarifa básica para este vuelo de Bruselas Charleroi a Asturias (6 de junio), lo que le permitía llevar una bolsa personal (40 cm x 20 cm x 25 cm) a bordo sin coste adicional. Dado que la bolsa de esta pasajera superaba las dimensiones permitidas, se le pidió correctamente que pagara la tarifa estándar por equipaje de mano (60 €) para llevarla a bordo, pero se negó a hacerlo. El agente de la puerta de embarque del aeropuerto de Bruselas Charleroi informó a esta pasajera de que la puerta se estaba cerrando, pero a pesar de ello, ella siguió negándose a pagar la tarifa por equipaje de mano para llevar su bolsa a bordo y perdió el vuelo».
Más allá del comunicado oficial, desde la aerolínea explicaron a este periódico que la joven "solo accedió a pagar la tarifa de equipaje después de que la puerta ya estuviera cerrada y ya no pudiera embarcar" y explican que "cuando se cierra el embarque, se firma un informe legal del manifiesto y se envía al capitán, por lo que no se puede volver a abrir el embarque".
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La Rioja
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.