El oviedismo enciende el modo remontada: la afición cree en el ascenso
En el primer día de venta presencial de entradas de abonados en las taquillas, las colas fueron una constante
Doce horas. Ese parece el duelo que se dio el oviedismo tras la derrota de su equipo en Anduva. Este lunes, desde primera hora de la mañana, las taquillas del Carlos Tartiere registraron largas colas de ab onados que querían hacerse con las entradas para el choque del sábado, a las 21 horas, ante el Mirandés. Aunque el respeto al rival preside cada comentario, la confianza de los seguidores azules va en aumento. Confían en que ésta sea una semana que lleve a un partido histórico y que la ciudad, el club y su afición puedan festejar un ascenso a Primera División 37 años después de aquella promoción con el Mallorca.
No hay dudas sobre el aspecto que lucirán las gradas del municipal ovetense cuando empiece a rodar el balón. Desde el final del partido contra el Almería, la demanda de entradas está siendo altísima. Las 2.000 localidades de acompañante a 60 euros desaparecieron en apenas unos minutos y los abonados no quieren dejarlo para última hora. Hoy vence el plazo para que compren sus entradas antes de que éstas sean liberadas por el club y puestas a la venta.
Desde hace ya mucho tiempo, el oviedismo ha tomado la costumbre de comprar las entradas y renovar los abonos de forma online, pero es inevitable que ante las grandes citas se reproduzcan las aglomeraciones de aficionados. Muchas veces no es sólo el hecho de comprar la entrada. Es cierto que hay grupos de edad que no se maneja con facilidad en el mundo digital y que prefieren ser atendidos en persona. Pero también hay muchos casos de resolución de incidencias y en este caso concreto son muchos los seguidores que quieren conservar una entrada de toda la vida de un partido que puede ser histórico.
Ambiente de remontada
A las 10.15 horas de este lunes, la cola llegaba desde las taquillas hasta la parte baja del fondo Norte. Aunque la espera amenazaba con ser larga, las caras de los aficionados denotaban más ilusión que agobio. Quizás influyó el hecho de que muchos eran mayores y la paciencia en su caso está más desarrollada que en la gente más joven. Pero había una señal común en todos ellos y esa era la fe inquebrantable en ganar el partido del sábado y cerrar el maldito círculo que aleja a los azules de la elite en las dos últimas décadas y media.
Al fondo de la cola se encontraba Román Cándano. Un abonado jubilado del Oviedo que se puso a la cola para conseguir su entrada para la vuelta de la final. Oviedista de cuna y futbolero por todas las vías, su hijo, de igual nombre, aún confía en el acenso del Lealtad para que el Tineo, al que dirigió esta temporada pueda lograr el salto de categoría, después de haber quedado eliminado en el 'play off' contra el San Claudio. Su confianza es no pasar por lo mismo el sábado. «Yo creo que lo vamos a conseguir, sólo hay que ganar», asegura y aventura un poco más: «Si no ganamos en el Tartiere, no merecemos subir». Él, al igual que otros muchos, mantiene el pesar por el penalti desperdiciado: «Pudimos venir con ventaja, pero, bueno, hay que confiar en el equipo y seguro que le damos la vuelta». Mientras Román hace sus reflexiones, Ricardo Suárez García llega para ponerse detrás suyo en la cola y añade: «Si no ganamos, no subimos».
Mientras que a la parte final de la cola le cuesta caminar, Isabel Díaz llega con cara de resignación a ocupar su turno. Su caso es más curioso: «Yo no soy abonada, pero vengo a sacar la entrada de mi hijo Adrián, que tiene 9 años». Su confianza en el ascenso se apoya además de lo futbolístico en lo emocional. «Vamos a subir seguro, además no me quiero imaginar el disgusto de Adrián si no se consigue», hace hincapié.
Lorenzo Edroso contempla las conversaciones de la misma manera que las fomenta cuando va al volante de su taxi por las calles de la ciudad. Cuantas veces habrá hablado del acenso del Oviedo y ahora está seguro de que podrá volver a hacerlo. «Seguro que no va a ser fácil, pero estoy convencido al 100% de que ganaremos el partido y que vamos a subir a Primera División».
Paco Pérez también presume de carné oviedista y va en busca de su entrada. «Estuve en Anduva y la verdad es que fue una pena el penalti, pero lo veo factible aquí en casa». En el fondo, el Oviedo llega en una buena situación. «Al principio de Liga hubiéramos firmado llegar a la última jornada dependiendo de ganar en casa para subir a Primera». Los que le rodean le secundan en la idea.
Miguel Ángel Álvarez ya ronza la treintena de años como socio del Oviedo, pero la pasión es más antigua. «Soy del Oviedo desde crío y aquí estamos para apoyarlo». Su receta para sacar adelante el encuentro está clara: «Hay que demostrar desde el principio que queremos subir, jugar con garra desde el primer minuto». El añadido para el equipo estará en la grada: «Esta afición va a estar apoyando siempre y el sábado no vamos a fallar».
Mariano Blas Menéndez tiene sus primeros recuerdos con el Oviedo en la época de Romero y Amarilla. Él, que jugó en el Astur, desconfía del Mirandés. «Veo que son jóvenes, corren y no paran, hay un poco de miedo, pero hay que ganar sí o sí. Lo tenemos en la mano». La fe del oviedismo se mantiene inquebrantable.
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