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Entre las contribuciones que deja Jorge Mario Bergoglio en las que parece más difícil que haya una posible marcha atrás por parte de sucesor, al ... que los cardenales elegirán en el cónclave que comienza el próximo miércoles, está sin duda la preocupación de la Iglesia católica por la protección del medio ambiente. A esta cuestión el Papa dedicó uno de sus más importantes textos magisteriales, la encíclica 'Laudato si', publicada en 2015, e incidió luego en ella al convocar un sínodo sobre la Amazonia en 2019. Aquella asamblea de obispos impulsó la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonia, que aglutina a las Iglesias de los países por donde se extiende el 'pulmón del mundo'. La preside el cardenal peruano Pedro Barreto Jimeno, arzobispo emérito de Huancayo y que participa estos días en las congregaciones generales, las reuniones en el Vaticano previas a las votaciones en la Capilla Sixtina, de las que él no formará parte al haber cumplido ya los 80 años.
«Francisco no era amazónico, pero escuchó a Dios, a la naturaleza y a sus hermanos obispos brasileños para convencerse de que había que cuidar el bioma amazónico, pero no sólo por lo que supone para la región, sino por su importancia para toda la humanidad al regular el clima del mundo», explica Barreto en una entrevista con este diario realizada en la terraza del edificio de la Curia general de la Compañía de Jesús en Roma, con unas magníficas vistas a la basílica de San Pedro. El purpurado peruano es miembro de esta congregación religiosa a la que también pertenecía Bergoglio, con quien mantenía una estrecha relación y de quien destaca su vocación por las periferias geográficas y existenciales. «Precisamente la Amazonia es una de ellas», subraya, recordando cómo el Papa consideraba este territorio una «experiencia piloto» de las tendencias que pueden verse en otras partes del mundo.
«Cuando visitó la Amazonia durante su viaje a Perú en 2018 y se detuvo en Puerto Maldonado, tomó conciencia de su importancia para la humanidad y de quiénes eran sus habitantes originarios, esos pueblos que han sido históricamente despreciados, maltratados y asesinados, algo que continúa hoy debido a la deforestación y el extractivismo», denuncia el presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonia, que no se olvida de que en la actualidad siguen produciéndose asesinatos de líderes ambientalistas e indigenistas en ese territorio.
«Para Francisco lo que ocurría allí era como una representación a pequeña escala de lo que pasa en el mundo», dice. Esa preocupación por el medioambiente y por los derechos de los pueblos originarios propició que estos últimos le dijeran «abuelo» al difunto Papa. «En esas comunidades el abuelo es la persona mayor y sabia que sabe señalar el camino. Francisco era un auténtico abuelo que nos enseñó un camino a recorrer no sólo para la Amazonia, sino para toda la Iglesia universal», señala Barreto, para quien otro de los grandes legados de Bergoglio fue el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Concluida en octubre de 2024 tras tres años de consulta con las bases de la Iglesia, esta asamblea trató de actualizar la respuesta de la Iglesia católica a algunos de los grandes desafíos contemporáneos teniendo en cuenta las voces de todos sus miembros. «Es muy importante que el nuevo Papa tenga en cuenta el documento final del Sínodo y que acoja también la invitación de Francisco para convocar una nueva asamblea eclesial en 2028. Las Iglesias particulares están en esa reflexión, para compartir la fe y la búsqueda de la voluntad de Dios para lograr una renovación de la vida de la Iglesia de manera que esté al servicio de la humanidad», concluye Barreto.
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