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Domingo, 4 de mayo 2025, 00:16
Aunque los apagones masivos no son una novedad en Europa, en las dos últimas décadas ningún territorio había sufrido un problema con la magnitud de ... lo ocurrido este lunes. El 'cero energético' que paralizó la actividad de 58 millones de ciudadanos ha servido para arrojar luz sobre las debilidades que presenta la red eléctrica española. Una de las más inquietantes apunta al aislamiento que sufre la península del salvavidas que suponen las conexiones internacionales.
El mercado único de España y Portugal dibuja una 'isla eléctrica' solo conectada con Marruecos, que puede dirigir 1.400 megavatios a través del Estrecho, y Francia, su principal socio energético con cuatro cables aéreos por los Pirineos y una conexión subterránea en el lado catalán de la frontera que permite el traspaso de 2.800 MW.
Son cifras muy por debajo de las exigencias de interconexión eléctrica marcadas por una Unión Europea que esta semana anunció que quiere utilizar las lecciones aprendidas en España y Portugal para corregir vulnerabilidades. Su objetivo para 2030 es llegar a un 15%, pero ahora se alcanza solo el 3%. El principal proyecto para muscular este talón de Aquiles será el cable de 300 kilómetros por el Golfo de Bizkaia, que aportará hasta 5.000 MW.
Las autoridades francesas han calmado a sus ciudadanos ante el riesgo de sufrir un apagón generalizado. «Tenemos mecanismos para protegernos contra ese tipo de fenómenos», aseguró el martes el ministro de Industria galo, Marc Ferracci. En una entrevista radiofónica para RTL, Ferracci presumió de la preponderancia del sector nuclear en su país, donde 56 reactores aportan alrededor del 70% de la demanda.
Para gestionar la electricidad, hace falta tener «margen de maniobra» y el sector del átomo representa «una fuente de energía fácil de pilotar», defendió el ministro. El modelo galo también se caracteriza por el peso de sus empresas públicas (EDF y sus filiales RTE y Enedis), tanto en la producción como en la distribución de la luz.
Es relevante, asimismo, que sus redes están mejor conectadas con otros Estados (Alemania, Bélgica, Holanda, Italia…). Los medios han reseñado el «islote energético» de la península para explicar lo ocurrido el lunes, aunque sin ninguna autocrítica por parte de las autoridades galas sobre la responsabilidad de Francia.
El país ha sufrido algunos apagones comparables. El más reciente se remonta a 2006 cuando un fallo en el sistema alemán dejó a 10 millones de personas sin luz, la mitad de ellas en territorio francés. Otro episodio similar se vivió en diciembre de 1978, cuando tres cuartas partes del país se quedaron a oscuras durante seis horas, por lo que a pesar de sus especificidades tecnológicas y geográficas, el modelo galo no resulta infalible.
Lo que ocurrió el lunes refrescó la memoria de los italianos. El 28 de septiembre de 2003, a las 3.27 horas, se interrumpió la corriente en todo el país por la caída de un árbol en el municipio suizo de Inwil. El problema afectó a 59 millones de personas, aunque el impacto fue menor al ocurrir en domingo y durar menos tiempo. Hacia las 9 de la mañana la electricidad había vuelto a las regiones del norte; en Roma hubo que esperar hasta las 11:30; y en el resto la corriente fue reactivándose durante la tarde. La peor parte se la llevaron los habitantes de Sicilia, que no tuvieron luz hasta las diez de la noche.
La polémica se agravó al saberse que la empresa que gestionaba la red suiza informó tarde a Italia y tampoco actuó con la celeridad debida. Hubo problemas en el transporte público, principalmente ferroviario y dificultades en el tráfico debido a los semáforos. También hubo atrapados, durante horas, en los ascensores.
Para la Agencia Federal de Redes germana una caída como la vivida en España y Portugal supone una eventualidad casi imposible. «Un apagón a gran escala y de larga duración es en Alemania muy improbable». Así lo asevera Klaus Müller, presidente de la entidad, que recuerda que algo así nunca ha sucedido en el país. La red eléctrica alemana es «redundante» y, aunque alguno de sus tramos colapse, siempre habrá otro que cubra ese fallo.
No solo han presumido de sus sistemas de reserva, sino también de sus centrales eléctricas «con capacidad de arranque en negro –se ponen en funcionamiento sin impulso eléctrico exterior, con una simple batería–, que podrían reconstruir esa red. En otras palabras, Alemania está bien preparada».
El país carece de centrales nucleares en activo desde el 15 de abril de 2023, cuando apagó las últimas tres de las 37 plantas que llegaron a funcionar, pero están más estrechamente conectados y coordinados con las redes eléctricas de los países de su entorno, desde Francia a Polonia, pasando por Austria o Dinamarca, ayudando a compensar cualquier fluctuación.
Los belgas recuerdan bien el apagón europeo de noviembre de 2006. Una sobrecarga en la red alemana que dejó sin energía a diez millones de personas y afectó especialmente a su país. En la actualidad generan cerca de la mitad de su electricidad con energía nuclear. Disponen de dos centrales activas, y aunque tenían planes de cerrarlas gradualmente, la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania ha alargado su vida útil al menos hasta 2035. Mientras, las renovables van cobrando peso y generan más del 36% de su electricidad.
En Países Bajos vivieron otro incidente en marzo de 2015, fruto de una avería en la estación eléctrica de Diemen (en Holanda septentrional) que afectó a varias provincias, incluyendo la capital. Entonces el transporte se vio gravemente afectado, con el aeropuerto de Schiphol y el tráfico ferroviario paralizados. El país genera cerca del 40% de su electricidad con energías renovables, la mayoría solar, y exporta una parte a Bélgica. Aunque la nuclear representa menos del 3% de su mix energético, con una sola central operativa, esperan que gane peso en el futuro. En 2022 el Gobierno neerlandés anunció sus intenciones de construir dos nuevos reactores para avanzar en la descarbonización.
En Luxemburgo la mayor debilidad se encuentra en su dependencia energética. Genera la mayor parte de su electricidad a través de la energía hidroeléctrica, eólica y solar, pero solo cubre el 29% de sus necesidades. El 71% restante, es importado. Carece de nucleares, a las que históricamente se ha opuesto. Su mayor apagón ocurrió en septiembre de 2004 y afectó a un millón de personas solo durante 15 minutos.
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