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«Estábamos en clase y sonó la sirena de evacuación, al principio creíamos que era un simulacro como otros que ya habíamos hecho, pero al ... pasar el tiempo ya empezaron a decir que habían aparecido grietas en la parte que da para el solar de Peritos donde están haciendo las obras». Rubén García Berlanas, de 2º de Bachillerato del Instituto Jovellanos, en Gijón, fue uno de los primeros en poder salir del instituto «por haber cumplido hace poco los 18 años». Fueron los menos los que, por ser mayores de edad, pudieron abandonar el Instituto Jovellanos poco antes de las 12 del mediodía.
La mayoría de sus compañeros aguardaban en el patio a que los técnicos determinasen si podían regresar a las aulas. Pero la evaluación se demoraba y sobre la 1 de la tarde el equipo directivo, en una decisión conjunta con la Consejería de Educación, determinaba que las clases se suspendían y se retomarían al día siguiente al no apreciar la existencia de daños estructurales. De hecho, a primera hora de la mañana de este miércoles, el alumnado ha vuelto a las aulas.
El hecho de que hiciese sol y de que la situación con el paso del tiempo se comprobase que no era preocupante, contribuyó a que los estudiantes pasasen una mañana «como de recreo más largo». Muchos avisaron a sus familias bien a través de sus teléfonos móviles o con otros dispositivos que les prestaron los compañeros. En poco tiempo empezaron a llegar a la puerta principal numerosos padres, madres y abuelos para intentar recoger a los alumnos. Empezaba a formarse un pequeño tumulto al que el personal docente intentaba hacer frente tomando nota de los nombres de los alumnos para reclamarlos en el patio.
Hubo incluso alguno que no quería salir y prefería seguir «de tertulia en el patio». Otros no querían abandonar el instituto sin antes intentar recoger sus pertenencias en clase. «Me dejé el teléfono en la mochila y no puedo estar toda la tarde incomunicada hasta mañana», protestaba una joven cuando su padre fue a buscarla.
Pequeños inconvenientes aparte, la mayoría vivió la experiencia como el día anterior cuando se suspendieron las clases por el apagón generalizado. «La verdad es que estamos en una semana muy surrealista, el lunes nos quedamos sin luz y ahora nos desalojan por unas grietas, parece de película», comentaba un alumno de 1º de Bachillerato.
Los alumnos de Bachillerato Internacional se desplazaron hasta el cercano Instituto Fernández Vallín para realizar un examen. Pero la mayoría de pruebas que estaban programadas en el marco de las evaluaciones quedaron pospuestas hasta nuevo aviso.
En la calle, aunque la mayoría de los familiares se mostraban tranquilos y comprensivos con la situación, hubo quien manifestaba su indignación «porque no se estén controlando debidamente las obras del solar y se permita además que una grúa tan grande esté sobrevolando el patio en el que hay todos los días cientos de niños».
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