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El proyecto para sacar a la luz parte de la muralla medieval de la villa junto a la iglesia de San Antonio de Padua ... frente al parque de El Muelle de Avilés entró en la noche de ayer en una nueva fase con el inicio de la demolición completa de los edificios que durante décadas la mantuvieron oculta. Tras los trabajos previos realizados desde marzo en el interior y otras zonas externas de esos inmuebles para garantizar que la intervención que comienza ahora no afecte a la fortificación histórica, durante los próximos días las palas se concentrarán en echar abajo el edificio número 48, tras atacar el grueso de las edificaciones que se sitúan entre el número 40 y el 46 de la calle.
«Hasta la fecha se han realizado los trabajos previos a la fase de demolición y ahora nos encontramos en la fase de derribo propiamente dicho», explicó el concejal de Servicios Urbanos, Pelayo García. En la noche de ayer arrancó la intervención final sobre el número 48, que implicará el corte de dos carriles de circulación en la calle del Muelle durante dos semanas, plazo en el que está previsto que finalice esa demolición si no surgen imprevistos en el transcurso de los trabajos. Ello obligará a regular el tráfico, con un único carril para las dos direcciones entre las diez de la noche y las seis y media de la mañana entre los lunes y los viernes.
El concejal explicó cómo han ido avanzando las obras en estos dos primeros meses. Según indicó, «hasta la fecha los trabajos han ido descubriendo pequeños paños de la muralla y esta es una nueva fase en la que primero se retirarán los restos de las demoliciones de los edificios y posteriormente podremos ver ya paños amplios de la muralla».
Pelayo García aclaró que, como no puede ser de otra forma al tratarse de una intervención en el patrimonio histórico, «se realizarán los correspondientes trabajos de análisis y documentación de cada uno de los elementos que se vayan descubriendo en esta fase del proyecto en función de cómo vayan avanzando cada uno de los trabajos».
El estudio arqueológico realizado por la empresa especializada Castrum Arqueología, que ahora también se encarga del seguimiento de las obras, concluyó hace cuatro años que hay una parte importante de este elemento defensivo medieval que podría volver a formar parte del paisaje de la villa, concretamente algo más 115 metros situados entre las calles de la Muralla, la del Muelle, Las Alas y Ruiz Gómez.
Las catas realizadas entonces en cuatro zonas que discurrirían desde la trasera de la iglesia de San Antonio de Padua hasta la entrada de la calle Jovellanos concluyeron que al menos hay 57 metros del paramento exterior de la muralla conservados y otros 58,23 del interior. En la zona en la que se interviene actualmente se encontrarían los paños de mayores dimensiones conservados.
Los trabajos que se vienen ejecutando desde el pasado 24 de marzo y que está previsto que finalicen el próximo mes de julio sólo sacarán a la luz estos restos para consolidarlos en espera de un proyecto nuevo para urbanizar la zona.
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