

Secciones
Servicios
Destacamos
«En Mareo todos lo conocen como el 'güelu'», bromea Cote desde las entrañas de El Molinón. «No sabían mi nombre y como oían a este llamarme así, pues acabé quedando como 'güelu' para todos», corrobora Pepe Díaz, ya todo un icono del Sporting. EL COMERCIO reunió ayer a José Ángel Valdés 'Cote' (Gijón, 1989) y su abuelo en El Molinón, en la misma semana en la que el capitán disputará su último encuentro ante la parroquia que lo adora.
«¡A este último partido vienes, eh!», le insiste el todavía capitán del Sporting a su abuelo. Él asiente. Para Pepe, la de ayer fue su primera vez en el vestuario sportinguista. «Por la tele parece más grande», le sale decir al 'güelu' más famoso de todo Roces, de quien el futbolista elogia su claridad: «Cuando anuncié que lo dejaba hubo mucha gente que me dijo que estaba loco. Mi 'güelu' no, me enteré que le había dicho a mi prima que hacía bien». Como un sportinguista más, el lateral acude a la cita con le alástica rojiblanca. Luce la camiseta retro de la temporada 2001-02 que el club lanzó hace un par de semanas. «Me queda de cine», se convence al contemplar su propio reflejo en uno de los escaparates.
«Intento darle normalidad a estos días, aunque sé que es un momento especial». El lateral nunca ha sido un jugador de discursos preparados y tampoco lo es en vísperas de su penúltimo partido como profesional. Preguntado por un recuerdo en el feudo gijonés, lo tiene claro. «El derbi de este año contra el Oviedo. Ganar y marcar gol, por todo lo que significa, fue muy especial».
En cada frase se hace palpable el sentimiento y vínculo de Cote con una afición que, tras una temporada plagada de sinsabores, encuentra en el adiós de su capitán el motivo al que agarrarse para acudir a El Molinón este domingo, frente al Cartagena. «Siempre lo dije, soy un afortunado. Siempre me han apoyado sin hacer yo nada del otro mundo. No sé cómo se puede devolver ese cariño».
«¿Cuánto tiempo llevabas ya jugando cuando cambiaste el nombre en la camiseta?», le cuestiona el 'güelu' a su nieto. En verano de 2011, el Sporting traspasó a la Roma a un lateral que, por entonces, lucía en su elástica su nombre de pila: José Ángel. Cuando regresó en 2022, ya era Cote. «Por respeto a ti lo mantuve 'güelu'». No fue hasta su etapa en el Eibar cuando el futbolista decidió que en su espalda iba a lucir el apodo por el que ya todo el mundo lo conoce. «Ya eras muy conocido con el nombre de José Ángel, al cambiar la gente iba a decir que quién era ese Cote», insiste Pepe, a quien no le quedó más remedio que aceptar aquella decisión que nunca llegó a compartir. Tampoco ahora.
En ese cambio de nombre futbolístico se explica la evolución entre el 'guaje' de Roces que hizo las maletas con 21 años, dejando atrás a su familia y su barrio, y el jugador que regresó once año después, convertido en un paisano. «Cambié en todo: volví siendo más maduro y más consciente», se sincera al echar la vista atrás. Un crecimiento que no le ha apartado de su barrio, Roces. Ese en el que el flamante hijo predilecto de la ciudad tiene un mural con su rostro en la carretera que lleva hasta Mareo. En la calle Albañiles del poblado sigue el domicilio familiar en el que abuelo y nieto siguen compartiendo las tardes de los fines de semana viendo el fútbol.
«De pequeño había veces que no quería ir a entrenar porque estaba jugando a las chapas con sus amigos en el parque», rememora Pepe desde la taquilla número tres del vestuario local. La misma en la que Cote se vestirá de corto por última vez el domingo.
Y es que la conexión entre abuelo y nieto siempre ha ido mucho más allá de lo meramente familiar. «Iba a verme a todos los partidos y estaba detrás de la valla», recuerda Cote. «Le enseñé a pegarle al balón con la derecha, su pierna mala», presume orgulloso su abuelo.
«No me he parado a pensarlo», responde Cote sobre su futuro tras colgar las botas. A la hora de quedarse con un entrenador en el Sporting duda, pero elige a «Preciado, por su figura, la persona que es aquí... Y porque fue el que me hizo debutar en Primera». De aquello hace ya más de dieciséis años. Fue en la visita del Sporting al Camp Nou, en febrero de 2009. En aquella plantilla estaba de capitán Rafel Sastre, uno de los compañeros a los que destaca. «Como figura, en mi primera etapa fue muy importante».
Ya de su segundo capítulo como sportinguista escoge al 'Cali' Izquierdoz, al que define como «un auténtico capitán». De la actual plantilla, se decanta por tres canteranos: «Nacho Martín, Gaspar y Guille». Confiesa, pese a todo, que «no es fácil, porque he tenido muy buenos técnicos y compañeros en estos años».
Cote no esconde que la situación deportiva es «un poco más tensa de lo habitual» y que le hubiera gustado «dejarlo con el equipo mejor», aunque sigue convencido que esa decisión, que pilló a muchos con el pie cambiado el pasado 5 de marzo, fue la correcta. «Era mi último año de contrato y la posibilidad de dejarlo estaba ahí. Al final yo llegué con un núcleo que eran Cali, Zarfino, Djuka... Y ahora ellos tampoco están. Sentía que era el momento de dejar a las nuevas generaciones», reflexiona el lateral ante la atenta mirada de su abuelo, antes de dar paso a la última pregunta: «Si solo pudieras quedarte con una cosa a la que te enseñó tu abuelo, ¿qué sería?». «A ser buena persona», responde sin dudar. Un beso y abrazo entre ambos pone fin a su primer encuentro en el vestuario de El Molinón.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Zigor Aldama y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Antonio Paniagua y Sara I. Belled
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.