-kS0C-U2301682484146R2D-758x531@RC.jpg)
-kS0C-U2301682484146R2D-758x531@RC.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
A pocas horas de que los 133 cardenales con derecho a voto se encierren en la Casa de Santa Marta para decidir cuál de ... ellos sucederá a Francisco como Papa, el Vaticano ha publicado imágenes de algunos de los espacios donde se desarrollará el cónclave. Son dos: la Capilla Sixtina y la Sala de las Lágrimas -'sala delle lacrime', en italiano-.
Contrariamente a lo que pueda pensarse, la primera de estas estancias no acoge las discusiones entre los purpurados. En el lugar donde Miguel Ángel dejó sus impresionantes frescos solo se vota. El día a día desde que comience la asamblea a puerta cerrada tendrá lugar en la Domus Sanctae Marthae, una especie de hotel creado por Juan Pablo II en 1996 como residencia para los cardenales durante estas reuniones y donde decidió instalar su residencia Bergoglio. Situada en la parte izquierda de la basílica de San Pedro, los electores se desplazarán en autobús hasta la Capilla Sixtina, situado justo en el lado contrario de la residencia.
Cuando los purpurados accedan a la estancia, recibirán por parte del maestro de ceremonias dos o tres papeletas rectangulares. En la parte superior está escrita la frase «Eligo in Summum Pontificem»; en la inferior queda espacio para escribir el nombre del elegido. El último cardenal diácono sorteará entre todos ellos quiénes serán los tres escrutadores, quiénes los 'infirmari' -encargados de recoger los votos de los cardenales enfermos- y quiénes ejercerán de auditores de todo el proceso.
Tras escribir su candidato y doblar la papeleta, cada cardenal elector se dirigirá al altar con la papeleta en alto, que depositará en un receptáculo cubierto con un plato, todo ello bajo la atenta mirada de los mencionados escrutadores y tras pronunciar el siguiente juramento: «Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido». Tras inclinarse, vuelven a su sitio. Si alguno de los presentes no puede acercarse al altar, entregaría su papeleta al último de los escrutadores, que se encarga de hacerlo -sin juramento-. Y si no han podido acudir a la Capilla Sixtina, los 'infirmari' llevarían las papeletas a sus habitaciones en Santa Marta.
Reunidas todas las papeletas, el primero de los escrutadores sacude varias veces la urna y el último las recuenta a la vista de todos depositándolas en otro recipiente vacío. La fumata blanca solo llegará cuando uno de los cardenales reúna dos tercios de las papeletas. El primer día, el miércoles, solo se votará en una ocasión mientras que en los tres siguientes se realizarán cuatro votaciones diarias -dos por la mañana y dos por la tarde- siempre que sea necesario. De no haber acuerdo, llegaría un día de descanso que precedería a nuevas votaciones en los días siguientes. En el caso improbable de llegar a la número 34, se decidiría entre los dos candidatos con más apoyos, siendo necesaria siempre una mayoría de dos tercios.
La Sala de las Lágrimas debe su nombre a que en esta pequeña habitación a la que se accede por una puerta ubicada a la izquierda del altar de la Capilla Sixtina se recluye en solitario el nuevo Papa durante unos minutos. Es el momento para que reflexione sobre la responsabilidad que acaba de aceptar. El cardenal Giuseppe Siri, que fue arzobispo de Génova durante más de 40 años y participó en cuatro cónclaves, contó que se llevaba media botella de coñac. «No para mí, sino para el elegido. Y créanme que sirve», aseguró.
En las imágenes del Vaticano se pueden ver las sotanas preparadas con tres tallas diferentes. Allí se vestirá el sucesor de Francisco y saldrá al balcón que da a la Plaza de San Pedro para presentarse al mundo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.