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Begoña Costales, a su llegada al aeropuerto de Asturias Pablo Nosti
Begoña Fernández Costales, ya en casa: «Tenía muchas ganas de llegar a Asturias, patria querida, y abrazar a los míos»

Begoña Fernández Costales, ya en casa: «Tenía muchas ganas de llegar a Asturias, patria querida, y abrazar a los míos»

La presidenta de las empresarias y directivas asturianas, retenida en Trípoli en un conflicto armado, asegura que volverá cuando «la situación lo permita: es un país de oportunidades»

Viernes, 16 de mayo 2025, 17:25

La gijonesa Begoña Costales, directora general de la compañía Begoña Costa África y presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias de Asturias, ya está en su tierrina. Acaba de aterrizar «con muchas, muchas ganas de llegar a mi Asturias, patria querida, y de abrazar a los míos». A las cinco de la tarde ha llegado al Aeropuerto de Santiago del Monte tras haber salido de Libia, donde estuvo retenida junto con otros ocho españoles debido a un enfrentamiento entre guerrillas. Con una media diaria de tres horas de sueño y el cansancio acumulado, la tensión va quedando atrás. El plan activado por la embajada española permitió que el grupo pudiera abandonar anoche el país africano en un avión alquilado por las legaciones española e italiana. Del aeropuerto de Misrata Internacional, a más de 200 kilómetros al oeste y habiendo seguido una ruta por la costa del país magrebí de cerca de tres horas, volaron a Roma. Y esta mañana lo han hecho a Madrid. El último vuelo, Madrid-Asturias, ha traído de nuevo a la gijonesa a casa.

Nunca olvidará el episodio vivido esta semana. «Cuando viajas por el mundo, como es mi caso, estas cosas siempre pueden pasar. Después de dieciséis desplazándome a África, es la primera vez que me encuentro en primera línea de un conflicto armado. No éramos insconscientes yendo a Libia, porque la situación era buena. Hacía años que no pasaba absolutamente nada. Pero tuvimos la fatalidad de que asesinaran a 'Gheniua', jefe de una de las mayores milicias que hay en Libia. De ahí los enfrentamientos que se generaron después. Nos pilló en medio». Sus vidas, no obstante, no peligraron, asegura. «Sabíamos que no éramos objetivo».

En una misión encabezada por la Cámara de Comercio de Tarragona, lelgaron a la capital de Libia, Trípoli, el domingo. «El lunes trabajamos todo el día porque era la Feria Internacional de Construcción de allí. Estuvimos todo el día de reuniones hasta por la noche que nos fuimos a cenar de forma informal con otros empresarios libios. Iba conmigo mi delegado allí. Y en ese encuentro empezaron a sonar los teléfonos tanto a nuestra gente en Libia como a mí, que me llamó Álvaro Bordallo, segundo de la embajada, que nos dice que salgamos cuanto antes en dirección al hotel». Recuerda dicha situación como de «bastante estrés. Había ido en el coche con mi delegado y no había aparcado cerca del restaurante. Ese momento de salir, ir caminando hasta el coche e ir hasta el hotel escuchando los disparos... Uf».

Una vez en el hotel, Álvaro Bordallo les puso en situación. «Había dos opciones. Una, que al haber matado al jefe de la milicia, quedara descabezada y no hubiera más repercusiones» y otra, «que hubiera represalias y se cumplieran los peores pronósticos. La otra milicia, que se llama Rada quedó defendiendo la posición y el resto de milicias que estaban repartidas por toda Libia vinieron a dar apoyo».

Durante todo el día, permanecieron en el hotel. Parecía que había un alto el fuego. Y en la noche del martes al miércoles, a las dos de la madrugada empezaron los tiroteos a tope. Y no pararon hasta las 12 de la mañana«. A las 7, los responsables del hotel les recomendaron bajar al sótano y allí permanecieron hasta que cesó el tiroteo y les dejaron volver a las habitaciones. Fue ese momento el que aprovechó la Embajada de España para llevarles directamente a la legación. Esa misma tarde intentaron salir hacia Misrata, porque el aeropuerto de Trípoli (que controla la milicia Rada) estaba cerrado. Ahora bien, »no había seguridad absoluta« de que todos los puntos críticos por los que iban a pasar en esa ruta por tierra iban a estar seguros. De ahí que la embajada adoptase la decisión de que pasaran la noche en su sede. Y, al día siguiente, al conocer que iba a haber un alto el fuego porque iban a sentarse a negociar, el grupo fue trasladado en coches blindados desde Trípoli hasta el aeropuerto de Misrata. Hubo tensión hasta el momento, porque el avión se retrasaba, pero finalmente salió rumbo a Roma.

¿Piensa en volver? «Sí, cuando la situación lo permita. Siempre he dicho que África es el futuro y sigo diciéndolo. En los 16 años que llevo viajando a África, nunca había tenido problemas de este tipo . Es más, en la propia Libia llevaban años sin tener un conflicto de este tipo. Fue la fatalidad que nos pilló allí. Sigo pensando que es un gran país de oportunidades, al igual que otros de África». Ha querido a«agradecer de corazón la labor de la embajada, porque su labor ha sido impecable» como la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que estuvieron siempre atentos a que se supiera que estábamos allí y a lo que nos estaba pasando«. Ya, en tierra asturiana, su mayor ilusión es abrazar a Javier, a punto de cumplir 16 años, y a Susi, de 11 años.

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