Cárcel para una madre y un hijo que vivían en Gijón con 16 perros desnutridos y el cadáver de un cachorro en la nevera
La Policía intervino en el piso de El Llano cuando el hijo, que dice padecer el Síndrome de Noé, se negaba a abrirle la puerta a su madre
Convivían con dieciséis perros de raza potencialmente peligrosa en un piso de la calle Marcelino González, en Gijón, y guardaban el cadáver de un cachorro en el congelador. Una madre y un hijo han sido condenados a 18 meses de prisión como responsables de un delito de maltrato animal. A esa pena de cárcel se suma la prohibición de tenencia de animales durante cuatro años. «Ese piso era el infierno en la tierra», resumían sus vecinos cuando en enero de 2023 la Policía Local entraba al domicilio y se encontraba con una situación espeluznante.
La intervención de las fuerzas de seguridad se producía después de que la progenitora volviese a casa después de un viaje y su hijo no la dejase entrar. La mujer acudió a la Jefatura de la Policía y expuso el problema: su hijo tenía problemas mentales y tenía en casa «muchos perros». Cuando los agentes se personaron en el lugar, el hijo en cuestión no les dejaba entrar, fue necesaria la asistencia sanitaria y su posterior traslado a la Unidad de Psiquiatría de Jove para que pudieran acceder y rescatar a los animales. Estaban hacinados, entre excrementos y con signos de desnutrición.
Fueron juzgados en el Penal 1 y condenados a un año y seis meses de prisión. En el recurso interpuesto ante la Audiencia Provincial para solicitar la revocación de la sentencia el hijo alegaba que padecía un trastorno psicótico y también el síndrome de Noé, una patología psiquiátrico caracterizada por la acumulación de animales en el hogar, sin la capacidad de proporcionarles los cuidados adecuados. Sin embargo, el tribunal rechaza ahora el recurso al entender que el acusado «tenía plena capacidad de comprensión de la ilicitud de su conducta y podía adecuarla a los imperativos de la norma, sin que el comportamiento exteriorizado en el momento de cometer los hechos pueda ser calificado como anormal o anómalo».
Miedo insuperable
La otra condenada, su madre, apuntaba que tenía un miedo insuperable hacia su hijo. «No hizo mención a que el comportamiento desarrollado por su hijo le hubiera generado una situación de temor que le impidió formular denuncia por la situación de los animales que se encontraban en la vivienda, miedo que no constituyó un obstáculo para que demandarla la intervención de la autoridad y formalizara la denuncia por la negativa de su hijo a permitirla acceder a la vivienda», recoge el fallo.
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